Optimista y osado a la vez, el magnate brasileño Eike Batista recordaba hace menos de tres años cómo le había advertido al mexicano Carlos Slim que quería arrebatarle el título de hombre más rico del mundo.

En efecto, eran tiempos en los que todo parecía avanzar rápido y bien para Batista, entonces el hombre más rico de Brasil y el octavo más rico del mundo según la revista Forbes.

Su imperio de empresas de petróleo, energía, puertos y minería entre otros sectores crecía sin parar, al igual que la economía brasileña, ambos beneficiándose del apetito de China por materias primas.

Pero ahora los planes de Batista, de 56 años, parecen desvanecerse como pompas de jabón, su grupo EBX está endeudado y en serias dificultades, los mercados le perdieron confianza y la agencia Bloomberg indicó que la fortuna del empresario pasó de US$ 34.500 millones en marzo de 2012 a US$ 2.900 en estos días.

Medido en valor de mercado, se estima que el grupo de Batista ha perdido cerca de US$60.000 millones desde su momento de mayor cotización.

Los indicios de un derrumbe del imperio crecieron, al saberse que el magnate había dejado la presidencia del Consejo de Administración de la empresa de energía MPX, vista como la más sólida.

La empresa pasará a llevar otro nombre de modo de marcar distancia del conglomerado, y quizás sea vendida para amortizar deudas de otras firmas.

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