Y el guión no es del todo ficticio. Se inspiró en un hecho real que ocurrió en St. Louis, EE.UU, en 1949. La Universidad de Saint Louis fue el punto de reunión de sacerdotes jesuitas para hablar sobre el caso que afectó a un niño de 13 años llamado “Robbie”.

En la historia hay muchos datos cruzados, pero la versión apunta a que el muchacho habría utilizado una tabla Quija para contactarse con una tía fallecida. El artefacto abrió una “puerta a lo desconocido”.

Las semanas que siguieron a ese evento fueron un verdadero infierno para la familia de Robbie. Su cambio fue rotundo y una inexplicable fuerza sobrenatural lo llevó a romper hasta las paredes de su casa. Sus padres, desesperados buscaron ayuda médica, pero ningún tratamiento tuvo efecto.

Pasaron meses hasta que un sacerdote los ayudó. Se trataba del reverendo William S. Bowdern, quien advirtió que el muchacho repudiaba todo objeto religioso, hablaba con voz extraña y algo parecido a dialectos que eran imposible de reconocer.

El reverendo dijo a los padres que la única forma de salvar al muchacho era realizándole un exorcismo, por lo que consiguió el permiso del arzobispado para llevar a cabo el ritual que se extendió por cerca de 6 semanas.

No fue hasta el exorcismo 30 en que consiguieron que lo que poseía a Robbie cediera y él pronunciara la frase “Christus, Domini” (“Cristo, el Señor”). Después de eso, el niño se recuperó.

Los sacerdotes reunidos en la Universidad de St. Louis coincidieron en que no es posible tener la certeza que Robbie fue poseído por espíritus malignos. También pudo sufrir una enfermedad mental, algún tipo de abuso o sencillamente inventó todo.

Fuente: Daily Mail / 24horas.cl