Nuestro cuerpo sufre con el frío, ya sea extremo o no. El dolor que sentimos en ese momento señala una desviación de la norma de la temperatura de una parte de nuestro cuerpo, por lo que representa un peligro para nuestra salud.

Tal sensación es a causa de los receptores que son sensibles a los cambios de temperatura. Sin embargo, esos termorreceptores no están presentes en los globos oculares, debido a que el frío extremo no es una amenaza para los ojos.

La causa de que el frío no sea una amenaza para nuestros ojos es que estos están ubicados dentro del cráneo y son irrigados constantemente de sangre, mientras que su superficie frontal solamente entra en contacto con el aire precalentado al parpadear.

Por tal motivo, los ojos representan la única parte de nuestro cuerpo que no siente frío, pero claro, pueden brotar lágrimas si es que entran en contacto con aire a bajas temperaturas, de acuerdo a ‘Sputniknews’.

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