Lucho (Bruno Odar) quedó decepcionado luego de descubrir que Reina (Tatiana Astengo) estaba fingiendo su embarazo para manipular a toda la familia González, por eso decidió terminar su matrimonio con ella.

Pese a las lágrimas de Reina, Lucho no dudó en pedirle el divorcio, pues no piensa perdonar los chantajes, las horas de trabajo extra, las ilusiones y todo lo que implicó este embarazo ficticio.

Como se recuerda, Charo (Mónica Sánchez) sorprendió a todos en la mesa al desenmascarar a Reina asegurando que el embarazo de su rival era una mentira. Pese a que defendió su inocencia, la supuesta gestante no tuvo pruebas de embarazo ni papeles que la respaldaran, por lo que confesó su delito entre lágrimas.

Al final, Lucho agradeció a Charo por abrirle los ojos, aunque esto sea tomado por Reina como un acto de odio y envidia hacia ella.