Risueña y desenfadada. La congresista y exvoleibolista Cecilia Tait recibió a Peru.com en su hogar para contarnos detalles pocos conocidos de su faceta de mamá. “A veces soy una mamá medio sargento”, confesó la ‘Zurda de Oro’. Laura, hija de su primer matrimonio, y quien vivió por muchos años en Alemania. Y Luciana, hija de su segundo compromiso, forman el trío de las Tait.

¿Cómo sueles pasar el Día de la Madre?

Bueno esta vez será diferente porque normalmente yo cocino los Día de la Madre, ya que no suelo hacerlo muy a menudo en casa, pero este año he tenido unos meses muy cargados así que he decidido regresar a lo tradicional: que mis hijas me sorprendan. Laura y Luciana me prepararán mi desayuno preferido con tostadas francesas, hasta champancito le pongo.

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¿Eres de las mamás que se levanta temprano?

Este domingo no. Quiero despertarme con una película romántica, me encantan. Ese día quiero ser mamá. Todo el tiempo soy padre, madre, congresista, amiga, hermana y me olvido en parte que yo también quiero ser engreída. Mis hijas saben perfectamente que el Día de la Madre no es el día de la cocina. Y no me gusta que me regalen ni un cucharón, ni un microondas, ni una licuadora, ni nada de eso, porque se los cuelgo en la cabeza de sombrero (ríe).

¿Cómo se es congresista y madre a la vez?

Si uno no arregla las cosas dentro de casa, difícilmente puedas sacar buenas leyes o representar adecuadamente. Yo tengo una familia y cuando entré al Congreso ya tenía a mis hijas Laura y Luciana. Soy divorciada, en consecuencia tengo que prepararlas para que en el futuro vivan como hermanas, más allá que tengan apellidos diferentes. Eso es a veces la labor más grande que uno tiene que hacer. Creo que la familia es muy un importante para un congresista porque si no maneja bien su hogar, no creo que pueda manejar ningún tipo de leyes, ni representar, ni fiscalizar.

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¿Te exiges mucho como madre?

A veces sí, soy medio sargento. Debo reconocerlo, pero no llego ni a tocarlas, ni con el pétalo de una rosa. Yo recibí muchos golpes de chica y creo que con eso uno no aprende, sino con bastante amor. Pero a veces me sale la raza negra y les doy un par de gritos y ya comienzan a caminar derecho. Yo soy lo mismo que ustedes ven en el Congreso, así me comporto en mi casa. Soy ordenada, mantengo una disciplina, no me gusta que me mientan porque prefiero una verdad dura que una mentira, porque las mentiras tienen patas cortas.

¿Qué han heredado de ti Laura y Luciana?

El genio y la figura hasta la sepultura. Lo que se hereda no se hurta. Tienen un carácter fuerte. Saben qué cosa quieren en la vida. Las he hecho súper independientes. Cada una maneja desde su ahorro, sus propinas, hasta el manejo de su Internet en sus celulares. Trato que mis hijas sepan cómo es vivir si su mamá les falta. Que aprendan a vivir sin su madre, porque la vida es una competencia y el que se duerme pierde y yo no quiero eso para mis hijas.

¿Y qué tal fuiste como hija?

Yo soñaba con tener una vida diferente. Yo soñaba con ser voleibolista desde muy chica, entonces la hacía renegar a mi mamá porque rompía las ventanas de mi casa y las de mis vecinos jugando al vóley. Yo como hija viví en un ambiente un poco salvaje, en un barrio pobre y había de todo: drogas y delincuencia, pero decidí ir por otro camino.

¿Qué mensaje darías a las mamás del Perú?

Nosotros como madres somos las mejores economistas de este mundo y hacemos política todos los días. A veces uno piensa que las políticas son las que tienen un cargo, pero nosotras somos políticas desde que hacemos el mercado, hasta cuando tenemos que poner las reglas dentro de nuestras casas. Me gustaría que más mujeres participen de la política, porque yo siempre he dicho algo: las mujeres entramos a la política para hacer algo, no para ser alguien.

Por: Oscar Guerrero (@oscwarrior)