Ma Shan, abuela de la niña contó su historia a la BBC. “Mi hijo es adicto a la heroína, así que no tenemos dinero”. A la hija de Ma Shan no le ha ido mucho mejor. Abandonó a su familia por otro hombre (según Ma Shan, después de haber sido drogada con jugo de naranja), dejando a sus dos hijos con sus padres.

El padre de la niña llegó a buscarla donde su abuela. Tras cuatro días sin saber de ella, la mujer sospechó lo peor. “Un día, su padre regresó por ella”, cuenta Ma Shan. “Pero después de que cuatro días sin saber de ella, supe que algo estaba mal”, agregó.

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Temiendo lo peor, Ma Shan se volvió detective y, con un anciano del pueblo, fue a hablar con algunos de los amigos de Soe Khine, el padre. Rápidamente se dieron cuenta que estaba en problemas financieros. “Perdió todo su dinero jugando a las cartas”, dice la abuela.

Fue entonces cuando se involucró la policía birmana. Encontraron a Soe Khine y confesó que, con la ayuda de una mujer de la localidad de Kachin, había vendido su hija a un traficante chino.

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La policía siguió el rastro a la ciudad fronteriza china de Ruili, donde descubrieron que Khin Khin Oo había sido nuevamente vendida, esta vez por 12 mil yuanes (2 mil dólares) a una pareja sin hijos que quería adoptar.

Después de una semana y una operación conjunta con la policía china, Khin Khin Oo fue rescatada y regresó con su abuela. Por suerte la niña había sido bien tratada por la pareja china. Aparentemente nunca se dio cuenta de que había sido objeto de tráfico humano.

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Su abuela la recibió en Hankan. Sin embargo, temiendo por su seguridad, la envió de vuelta a China a vivir con una tía.