Kevin Vickers llegó como todos los días a su oficina, preparó su café y se sentó a leer las novedades. Nada nuevo, alguna formalidad que cumplir y una firma que estampar. Un día más de esa rutina que él adoraba en cumplimiento de su profesión.

Vickers es desde hace ocho años el “Sargento en Armas” del Parlamento de Canadá, el equivalente al jefe de seguridad de los más importantes hombres de leyes de ese país. El miércoles, luego de cumplir con sus tareas de rutina y antes del mediodía, se convertiría en el nuevo héroe nacional y en la portada de los más prestigiosos diarios del mundo, como el Washington Post, que contó su historia.

El miércoles, fue clave en evitar que el atacante que irrumpió a los tiros en el Parlamento continuara con su masacre. Al escuchar los disparos, Vickers retornó a su oficina, abrió el cajón de su escritorio y tomó su arma. Bajó en medio del caos, identificó al agresor y disparó. Fue suficiente. Puso punto final a la vida del extremista que ya había asesinado a un soldado en el edificio.

Aunque oficialmente ninguna agencia gubernamental anunció que fue Vickers quien terminó con la vida del terrorista, miembros de la Cámara de los Comunes lo felicitaron en sus cuentas de Twitter. Tampoco Vickers confirmó que haya sido él quien lo abatió. Sin embargo, todos lo señalan como el héroe.

Quienes lo conocen en profundidad dicen que Vickers no da la impresión de ser un hombre de tal fiereza y frialdad. Parece una persona de otra época, señalan. Sin embargo, es un policía moderno, que trabajó en investigaciones de homicidios, tráfico de drogas, trata de blanca y niñas, abusos sexuales y otros casos resonantes, según consignó el diario estadounidense.

Fuente: Infobae.com