El uso de la tecnología médica parece ser la única esperanza para mantener en las Islas Galápagos la estirpe del Solitario George, la última tortuga gigante de la subespecie “Chelonoidis Abingdoni”, que murió el pasado domingo.

El lunes, cuando se realizó la autopsia del quelonio los científicos tomaron muestras de tejidos, incluidas las gónadas, para verificar si contenían esperma que pueda ser usado en un eventual tratamiento de inseminación artificial.

Esta posibilidad “digamos que es la última esperanza” para mantener la especie del Solitario George, aseguró el jefe del departamento de Conservación y Desarrollo Sustentable del Parque Nacional Galápagos (PNG), Washington Tapia.

Los biólogos del Parque intentaron durante años que la tortuga, de más de cien años de edad, se reprodujera de forma natural, colocando en su corral hembras de especies similares, pero no tuvieron éxito.

Al momento de la necropsia “teníamos que hacer el último intento por tomar esperma y eso es básicamente lo que estamos haciendo, agotando la última posibilidad que nos queda” para reproducir la especie de Solitario George, agregó el científico.