“Me dijo: ‘Oye, ¿tienes tierra a la venta?’”, recuerda Bobby Harper, el único residente negro del pueblo. “Yo le dije: ‘No’”. “Pero no terminaba de mirarme de frente. No podía ver su rostro y pensé que eso era raro”.

Harper no lo sabía, y ningún otro residente lo sospechaba, pero el recién llegado era Craig Cobb, un neonazi. Había estado comprando casas en el pueblo desde abril de ese año para convertirlo en un enclave de supremacistas blancos llamado Cobbsville.

Cobb, el hijo de un empresario multimillonario, huía de acusaciones de incitar odio en Canadá a principios de 2012. En agosto, la organización Southern Poverty Law Center, con sede en Alabama, dio a conocer el plan que Cobb, de 62 años, tenía en Leith.

El organismo publicó un informe detallando la adquisición de cerca de 12 terrenos baratos en el pueblo, ubicado 80 kilómetros al suroeste de la capital del estado, Bismarck. Cuando su proyecto fue develado, Cobb comenzó a izar banderas nazis en su casa de dos pisos.

Asimismo, comenzó a repartir escrituras a algunos de los individuos más prominentes de la extrema derecha estadounidense, urgiéndolos a establecerse en Leith y a ayudarlo a obtener una mayoría electoral.

En septiembre, Sherrill Harper recibió una carta que decía: “¿Qué haces ‘casada’ con un negro?”. Ese mismo mes, un pequeño grupo de miembros del Movimiento Nacional Socialista, antes llamado Partido Estadounidense Nazi, viajó a Leith, invitado por Cobb, para participar en una reunión de la extrema derecha.

Pero el grupo fue superado en número por manifestantes, mucho de los cuales provenían de una reserva indígena cercana. La lucha del pueblo comenzó con la creación de un sitio de internet para publicitar su predicamento, junto con un fondo de defensa legal.

El autoproclamado miembro del movimiento skinhead (cabeza rapada) Kyan Dutton, de 29 años, y su novia, Deborah Henderson, de 22, respondieron al llamado de Cobb. Se mudaron de Oregon a Leith a principios de noviembre.

A fines de ese mes, se tuvo que llamar a la policía para expulsar a Dutton del Ayuntamiento después de que, borracho, se lanzó vociferando con un lenguaje racista y obsceno. Harper recuerda la escena, la cual fue grabada y muestra a Dutton haciendo un saludo nazi y gritando: “Sieg heil”, como un punto de inflexión.

El 16 de noviembre, Cobb y Dutton se se pasearon por el pueblo portando escopetas y gritando obscenidades. Los residentes alarmados llamaron a la policía. Ambos están ahora en custodia, cada uno enfrenta siete cargos de delitos de terrorismo y, si se les encuentra culpables, entre 10 y 35 años en prisión.

El pueblo, mientras tanto, contrató a un abogado para emitir citaciones que fuerzan a Cobb a renovar su casa, que no tiene agua corriente ni alcantarillado. Su casa fue declarada legalmente no apta para habitación y otras dos propiedades que compró serán demolidas.

Fuente: BBC Mundo