La imagen fue tomada en 1950 en un día de otoño en la Universidad de Michigan, en ese entonces famosa por su banda marchante.

El fotógrafo captó al baterista practicando cuando un pequeño niño lo empezó a seguir desatando un frenesí entre los otros niños, hijos de los profesores. La imagen es completamente espontánea.

“No es una representación de la emoción manufacturada, sino un magistralmente enmarcado instante de un explosivo y auténtico espíritu”, escribe Ben Cosgrave, el editor de Life.

Donde quizás sí haya una manufactura es en la pregunta que hace Life y en la pregunta que hacemos nosotros. Puesto que, ¿qué es la felicidad? Definirla seguramente no sirve en nada para obtenerla. ¿Podemos sentirla en esta imagen? Depende seguramente de nuestras experiencias y asociaciones mentales.

Quizás si tenemos ciertos prejuicios a Estados Unidos o cierta amargura relacionada a la infancia difícilmente esta imagen nos genere una ráfaga de felicidad espontánea.

Por otro lado también es cierto que la la alegría de la naturaleza, el punto más indiscriminado de expresión pura suele ocurrir en la infancia y esta fotografía capta esto incluso con un acto físico, un salto risueño, highsteps, literalmente pasos altos.

Fuente: Pijamasurf.com