El efecto devastador del dejó a 3,5 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria en el Corredor Seco de América Central, advirtió la FAO.

Una de las sequías más intensa en 50 años, asociada a ese fenómeno meteorológico, golpeó con más fuerza a El Salvador, Guatemala y Honduras, países en los que conjuntamente unos 2,8 millones de personas dependen de la ayuda alimentaria, señalo además la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Este organismo, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y el Programa Mundial de Alimentos organizan una reunión de alto nivel en Roma para el próximo día 30, centrada en la necesidad urgente de una acción a largo plazo para hacer frente a los efectos del Fenómeno El Niño.

Se incluye en esa proyección la creación de resiliencia para garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición de la población más vulnerable de los países afectados.

Según la FAO, el Fenómeno El Niño y su contraparte, La Niña, se producen de forma cíclica, pero en los últimos años debido principalmente a los efectos del cambio climático global los fenómenos meteorológicos extremos asociados a estos eventos, como sequías e inundaciones, aumentaron en frecuencia y severidad.

Esta situación – alerta el organismo – supone también una amenaza para el sustento de millones de pequeños campesinos familiares en el Corredor Seco, muchos de los cuales dependen en gran medida de la agricultura de subsistencia.

El objetivo de la reunión de alto nivel del jueves, se dice en el mensaje, es impulsar la concienciación y la respuesta a esta crisis prolongada y recurrente, y movilizar a la comunidad internacional para apoyar los esfuerzos de los gobiernos, organismos de la ONU y otros socios.

Aquí se incluye el fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana, la gestión del riesgo de desastres y la mejora de la preparación y la coordinación de las respuestas de emergencia a nivel nacional y regional.

Además de la labor de socorro, responder al impacto del Fenómeno El Niño requiere invertir en mejorar la capacidad de las comunidades rurales pobres para acceder a la tierra, el crédito y otros recursos, y garantizar al mismo tiempo que cuenten con servicios básicos como agua, saneamiento, sanidad, educación, infraestructuras de transporte y energía eléctrica.

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Fuente: Agencia Andina