Una población de tiburones en recuperación, más gente en las playas y una temperatura del agua marina más cálida por la combinación del y el hicieron de 2015 un año récord en ataques de escualos a nivel mundial.

En total se registraron 98 ataques no provocados, diez más que en el año 2000, que hasta ahora tenía el récord, y seis fueron mortales según el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (AIAT), una base de datos que gestiona la Universidad de Florida desde 1987.

George Burgess, director del Programa para la Investigación de los Tiburones de la Universidad de Florida, afirma que el incremento de los ataques no tiene que ver con una mayor agresividad de los escualos.

De los 98 ataques contabilizados el año pasado, 59 sucedieron en Estados Unidos y 30 de ellos en Florida, 18 en Australia, 8 en Sudáfrica, 4 en la isla de la Reunión (Francia), dos en Ecuador y dos en las Islas Canarias (España). También hubo casos en Egipto y Nueva Caledonia, según el informe de AIAT correspondiente a 2015, que fue difundido el lunes.

“El Niño es un factor importante”, subraya Burgess, quien destaca que a los tiburones, al igual que los seres humanos, no les gusta el agua fría.

El aumento de la temperatura del mar como consecuencia del calentamiento global se ha reforzado con el Fenómeno El Niño y consecuentemente el hábitat de los tiburones se amplía. En el hemisferio septentrional se aventuran más al norte de lo que solían hacerlo, explica.

Al mismo tiempo cada vez son más las personas que se bañan en el mar. También lo hacen por el calentamiento global en zonas antes no poco aptas por ser muy frías y en épocas hasta ahora inusuales, pues ahora “la primavera se convierte en verano muy pronto y el verano se alarga hasta bien entrado el otoño”, destaca.

Aunque AIAT señala en el informe que los tiburones matan muchas menos personas al año que las arañas, los perros o la electricidad, Burgess advierte de que no por ello hay que pensar que no son peligrosos. “Son grandes depredadores a los que debemos tratar con respeto”, dice.

Por eso el informe recomienda no bañarse en el mar al amanecer, al atardecer o por la noche, no nadar donde hay gente pescando ni donde hay aves alimentándose y no meterse en el agua con joyas ni accesorios brillantes.

Si el encuentro con el tiburón se produce, el consejo es golpearle en la nariz y apuntarle a los ojos y la mandíbula para que se asuste.

El informe de 2015 revela que de los seis casos mortales, el doble que en 2014, dos ocurrieron en la isla de Reunión (Océano Índico), que suma siete muertes desde 2011. Los otros se produjeron en Australia, Egipto, Nueva Caledonia y EEUU.

En 2015 se registró un ataque en Nueva York, lo que a juicio de Burgess prueba la incidencia del calentamiento de las aguas en el aumento de los ataques.

Fuente: EFE