Los investigadores de la colisión del vuelo de Germanwings el pasado 24 de marzo en los Alpes franceses confirmaron el miércoles que el copiloto, Andreas Lubitz, ensayó la maniobra durante el trayecto de ida de Düsseldorf a Barcelona, pero aseguraron que no podía haber sido detectado.

Ni el resto de los tripulantes, ni el control aéreo francés ni los ocupantes del avión pudieron darse cuenta de que Lubitz había programado el aparato para que bajase hasta la altura mínima posible, 100 pies, unos 30 metros, en cinco ocasiones durante el vuelo, aunque finalmente corrigió la maniobra.

El director de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), Rémi Jouty, responsable de las pesquisas técnicas, indicó a un grupo que se puede concluir que Lubitz “ensayó el gesto que luego hizo en el vuelo fatal”, aunque precisó que todavía es prematuro adelantar los motivos que llevaron a ello.

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Ante un grupo de periodistas internacionales, el responsable de esta agencia francesa detalló los elementos del informe preliminar de la investigación, publicado el miércoles, y anunció esta maniobra del trayecto de ida que había sido previamente revelada por el diario alemán “Bild”.

La información de las cajas negras del avión —encontradas en la escarpada zona alpina del choque—, cruzada con las comunicaciones con el centro de control francés, pusieron de manifiesto que Lubitz ensayó el choque voluntario del avión que llevó a cabo horas más tarde en el vuelo de retorno a Düsseldorf.

El informe preliminar publicado el miércoles confirma que Lubitz manipuló de forma voluntaria el avión para estrellarlo y abre la puerta a la siguiente fase de las pesquisas, que pasa por “examinar el sistema de evaluación de actitud de los pilotos” de líneas aéreas, según Jouty.

Fuente: EFE