Los investigadores, dirigidos por Peter Girguis, no daban crédito a su hallazgo. Y es que una bacteria de lo más común, Rhodopseudomonas palustris, era capaz de usar la conductividad natural del terreno que la rodea para extraer a distancia electrones de los minerales del subsuelo, y todo sin moverse de la superficie, donde absorbía la luz solar necesaria para producir energía. El trabajo se acaba de publicar en Nature Communications.

“Cuando pensamos en electricidad y organismos vivientes la mayoría de las personas tiende a pensar en el Frankenstein de Mary Schelley, pero desde hace mucho tiempo hemos comprendido que todos los organismos utilizan de algún modo electrones (que constituyen la electricidad) para todo tipo de actividades. Lo que subyace a este estudio es un proceso llamado Transferencia Extracelular de Electrones (EET), que implica mover electrones dentro y fuera de las células. Y lo que hemos hecho es mostrar que estas bacterias son capaces de absorber electricidad e incorporarla directamente a su metabolismo”, asegura Girguis a la revista Science Daily.

En el medio natural, los microbios se sirven del hierro para obtener los electrones que necesitan para producir energía, pero los test de laboratorio sugieren que el hierro no es indispensable en este proceso.

Aplicando un electrodo a las colonias bacterianas del laboratorio, los investigadores observaron que las bacterias son perfectamente capaces de obtener electrones de fuentes diferentes al hierro, lo que sugiere que también en la naturaleza pueden utilizar otros minerales y metales ricos en electrones, así como los compuestos de azufre.

Fuente: ABC