El anciano vietnamita y su hijo que vivieron más de 40 años aislados en la jungla no se adaptan a la civilización y han pedido a las autoridades que les permitan regresar a su hogar en el corazón de la selva.

Ho Van Thanh, de 82 años, se niega a hablar con nadie excepto para rogar su vuelta a la choza en la que vivía con su hijo de 43 años en los bosques de la provincia de Quang Nai, en el centro del país, según el periódico “Than Nien” (Juventud).

Demasiado débil por su avanzada edad y la malnutrición, Thanh no pudo oponer resistencia cuando las autoridades se adentraron 42 kilómetros en la jungla la semana pasada para arrastrarles de vuelta a la civilización a él y su vástago.

El anciano, un veterano del Ejército norvietnamita durante la Guerra de Vietnam, huyó con su pequeño de dos años a la jungla cuando su casa fue bombardeada una noche de 1972.

Al principio vivieron a una hora a pie del poblado más cercano, pero fueron adentrándose en la jungla hasta que se alejaron 40 kilómetros de la civilización.

El anciano, que no habla el idioma nacional vietnamita sino el de la minoría étnica cor, quiere volver a su cabaña para ocuparse de la pequeña huerta de una hectárea en la que él y su hijo plantaban maíz, mandioca, caña de azúcar y tabaco.

Thanh vivió sus primeros cuarenta años de vida en el mundo civilizado, trabajando como herrero antes de la guerra, pero quedó traumatizado por los bombardeos y es incapaz de adaptarse a la vida en sociedad.

Su aclimatación está siendo tan costosa como la de su hijo Ho Van Lang, quien ha permanecido en la jungla desde que tenía dos años y está viviendo una inmersión acelerada en el mundo moderno.

Tras las impactantes imágenes en las que aparecía junto a su padre con un simple taparrabos y la mirada perdida, Lang se ha convertido en un fenómeno mediático en Vietnam a medida que descubre los secretos de la civilización.

Fuente: EFE