Francisco bajó a las Grutas Vaticanas (cripta) para rezar, junto con los Patriarcas y los arzobispos mayores de las iglesias católicas orientales asistentes a la misa, ante la Tumba de San Pedro.

Se arrodilló ante la tumba y oró unos minutos. Después esparció incienso. En el recinto de la tumba de Pedro dos diáconos llevaban en una bandeja el palio (estola) y el anillo del Pescador, símbolos del poder pontificio.

Mientras tanto, los cardenales esperaron alrededor del Altar de la Confesión, en el centro de la basílica de San Pedro, bajo el que se encuentra la tumba de Pedro.

Tras el rezo, el Papa, los patriarcas y arzobispos mayores católicos de rito oriental y los cardenales salieron en procesión hasta el altar de la plaza de San Pedro, donde se ofició la misa.

Fuente: EFE