“Veo las tormentas como cosas vivas, que respiran. Nacen cuando las condiciones son propicias, ganan fuerza mientras crecen, luchan contra el ambiente para mantenerse vivas, cambian de forma y maduran mientras se desarrollan… y eventualmente se hacen viejas y mueren. Suena familiar”, apunta Dobrowner.

En estas imágenes, las tormentas sí toman formas de seres vivientes, pero más bien de monstruos o criaturas oscuras. “Quiero tomar la foto de una tormenta que pueda mostrarle a la tormenta misma y decir. ‘¿Qué piensas de esto?’ Y la tormenta diría: ‘¡OK, me entendiste!’”, escribe en el epílogo del libro.