En el trágico incendio de Cantagallo se esfumaron todos los preparativos de la fiesta de 15 años de Lizzeth. La joven, que con tanto ahínco e ilusión preparó su quinceañero junto a sus padres, lloró desconsoladamente. Era su día soñado y ya no tenía nada. Ni vestido, ni luces, ni sillas… Se resignó y agradeció por estar viva, sin embargo el destino le tenía una sorpresa.

Los padres de Lizzeth no querían destrozar sus sueños y pese a la desgracia lograron comprarle una torta de 15 años. Ahí junto a sus vecinos y los escombros de las 500 casas que se quemaron la madrugada del viernes, la joven celebró su quinceañero.

“Agradezco a Dios por darme un año más de vida y también a mis padrinos por ayudarme a realizar esta celebración, sé que vamos a pasar momentos difíciles pero vamos a salir adelante”, dijo muy emocionada.

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