Actúa con total desparpajo, llega al mostrador de atención, se hace pasar por cliente, en seguida saca un arma y amenaza a la empleada. Ejecutó su robo en tan solo 36 segundos y en solo mes asaltó cinco hostales. Todos de un solo dueño en Lince y en San Borja.

Una empleada señaló que el vándalo hace el ademán como si fuera alquilar una habitación, pero luego saca su pistola y roba el dinero.

Su rostro queda en evidencia en las imágenes de las cámaras de seguridad, pero ni ello impide que usando la pistola se adueñe de un importante botín. El robo ocurre con absoluta calma a plena luz del día.

Un hecho llamativo es que siempre visualiza las cámaras de videovigilancia, horas antes de ejecutar su plan delictivo. Además, utiliza una gorra azul.

Los trabajadores de estos negocios quedaron sorprendidos al comparar las imágenes del ladrón. Mucho más con la extraña coincidencia de que perpetra sus asaltos en los hospedajes de un mismo propietario.