Julio Cortez Méndez, de 75 años, fue liberado luego de pasar varios días en prisión acusado de asesinar a golpes a un cuidador de autos en el Rímac.

El septuagenario dejó el penal de San Juan de Lurigancho. A su salida lo esperaban su hijo, Abraham, y su abogada, Carolina Miranda, además de su esposa, Ruth Bravo Pérez (73), quien también quedó libre y abandonó el penal exSanta Mónica.

En declaraciones a la prensa, Cortez aseguró que tanto él como su esposa son inocentes y pidió el archivamiento del caso. “Ha sido unos momentos para aprender a valorar las cosas, porque encontré personas muy buenas”, expresó.