Mauro Pio Peña (57), uno de los líderes históricos del pueblo indígena ashaninka, originario de la selva central del Perú, fue asesinado a balazos el pasado lunes 27 de mayo por dos sicarios.

Según la Asociación Regional de Pueblos Indígenas de la Selva Central (ARPI-SC), los responsables son mafias camufladas “en el poder económico y político” que controlan “el tráfico de tierra, explotación de madera y los recursos, y asociadas a las actividades ilícitas”.

El asesinato de la autoridad de la comunidad nativa Nuevo Amanecer Hawai ha tenido escasa repercusión en Lima, lo que revela la vulnerabilidad en la que se encuentran en localidades aisladas y con poca presencia del Estado, o debido a la complicidad de funcionarios públicos, en actividades ilegales.

La organización ARPI-SC ha solicitado a las autoridades la suspensión de las actividades de la empresa forestal Balarín, cuya concesión se superpone al de la comunidad Nuevo Amanecer Hawai.

ARPI ha denominado estas prácticas violentas un “nuevo terrorismo”, debido a que la población ashaninka fue una de las más diezmadas por la violencia de Sendero Luminoso en los años ochenta y noventa.

En la lista de amenazados están el biólogo César Ascorra; el presidente del comité de gestión de la reserva Nacional Tambopata, Víctor Zambrano; el sacerdote Xavier Arbex, de la Pastoral Social de derechos humanos del Vicariato de Puerto Maldonado; Pedro Casanova de la Asociación de productores agroforestales de Madre de Dios (Agrobosque); Vidal Salazar, presidente de la Federación Agraria Departamental de Madre de Dios.

También ha habido ataques contra representantes de la pequeña minería formal como Miguel Herrera, Vilma Contreras y Armando Carpio. En tanto que dirigentes de comunidades de pequeños agricultores han sido “golpeados, amenazados con arma y, rociados con gasolina”, añade la fuente.

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