Un joven pasó casi 20 días sin comida y sin agua en una isla desierta en el Océano Glacial Ártico. Serguéi Gániushev, de 17 años, navegaba en una lancha cuando una tormenta volcó su balsa y lo obligó a nadar hasta la costa más cercana.

Tras recorrer la zona, Gániushev se dio cuenta de que estaba en una isla en la que no habitaba ningún otro humano.

Durante los primeros días, mantuvo la esperanza de ser encontrado: se alimentó con algas que el mar arrastraba hasta la orilla, bebía agua de lluvia y construyó un refugio bajo tierra para refugiarse de las tormentas.

Posteriormente, unos trece días después, decidió abandonarse y morir allí. Nunca imaginó que unos equipos de rescate iban a sobrevolar la zona en busca de un monje y un trabajador desaparecidos por ese territorio.

Cuando fue rescatado, los médicos diagnosticaron que tenía hipotermia y desnutrición. Psicológicamente, además, estaba muy dañado. El joven reconoció, luego, que había considerado suicidarse en las horas previas al operativo que le salvó la vida.

Fuente: Contexto.ar