“No soy quien se presente como víctima o perseguido. Sé que en mi vida pública, especialmente en su primera etapa, he cometido errores, por exceso ideológico, unos, y por vanidad, incapacidad o inexperiencia, otros”, refirió.

En su artículo en el diario ‘Correo’, señaló que siempre hace una autocrítica de sí mismo y que en su etapa universitaria compartió con “personas inteligentes y con futuro”, y que luego “optaron por la lógica del terrorista por eliminar al obstáculo de cualquier manera”.

Recordó que tras su primer gobierno heredó “una deuda gigantesca y un terrorismo desatado” para el cual no estaba preparado para hacerle frente. Pese a ello, remarcó que el APRA obtuvo una votación importante en 1990 y por ello intentaron “enlodarlo”.

“Por eso proyectaron un mi sus propios apetitos y resulté ‘dueño de una casa de 10,000 mil metros al lado de la de Julio Iglesias, de 40 millones de dólares de entonces (1991) en bancos como el Santander’ (…) Y un proyecto fascista y montesinesco, para el que también resulté obstáculo, terminó imponiéndose”, expresó.

García Pérez reiteró que en su segundo gobierno la pobreza retrocedió y avanzó el empleo, razón por la cual sus “adversarios de siempre y el gobierno” buscan destruirlas comenzando por lo más visible: el Estadio Nacional, los Colegios Emblemáticos, Agua para Todos, etc.

“Ya no tengo 40 millones, ahora cobré por reducir las penas o por las obras de agua, etc. Otra vez proyectan su inmundicia en mi alma. Me indagaron por dos años, asistí a las citaciones, entregué las pruebas de mi trabajo intelectual, pero también debo hacer respetar mis derechos ante acciones por encargo y de claro sicariato político”, anotó.

El exmandatario precisó que los intentos por liquidarlo políticamente favorecen “un nuevo proyecto continuista y fascistoide para que soy obstáculo”. “Después serán excluidos y fracasarán, porque viven la microhistoria”, indicó.