El martes 9 de junio, el empresario Rodolfo Orellana fue trasladado del Penal de Piedras Gordas, en Puente Piedra, al de Challapalca, en Tacna, luego de que se encontró en su celda importantes detalles que comprueban que la red criminal sigue viva y operando.

Los agentes irrumpieron en la celda de Orellana a las 2.30 a.m. del 9 de junio en Piedras Gordas.

Se le preguntó: “¿Tiene Ud. un celular?”. Orellana lo negó. Una cámara registró todo el operativo.

El grupo GEIN Orión de la división general antidrogas de la Policía estaba al tanto que Orellana había sobornado a dos custodios del INPE por la módica suma de US$ 1,000 dólares para que introdujeran un teléfono celular a Piedras Gordas.

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Tenían “chuponeada” a la pareja sentimental de Orellana, Ester Carolina Furland, y de ese modo se enteraron del trato con los custodios del INPE, Carlos Renzo Carrizales Luque y Augusto Olivares Laveriano.

Escondido en una bolsa que colgaba de la puerta del baño apareció el dichoso celular en los primeros 15 minutos. Orellana se negó a reconocer la clave.

El hallazgo no detuvo la requisa y aparecieron nuevas cosas, como la ficha de identificación del juez que ventila su caso, Ricardo Manrique Lauro, del 2o Juzgado de Investigación Preparatoria.

A su vez, expedientes, testimonios, y un fajo de apuntes escritos a mano que le complicarán la vida a más de uno, pero sobre todo prueban el nivel de penetración de la organización criminal en el aparato de justicia.

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Asimismo, Orellana se daba maña para seguir dirigiendo la red de tráfico de propiedades desde la cárcel.

El viernes 12, en una aparente represalia, fue masacrado el reo Óscar Pantoja Barreda por personal del propio INPE de Piedras Gordas. Pantoja denunció el hecho ante el Juzgado Mixto de Puente Piedra.

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Fuente: Caretas.com.pe