Al principio, cuando se enteran de que van a ir a una especie de campamento de verano con sus amigas durante una semana, todo es ilusión, alegría y deseos de pasar un buen rato. Pero la realidad que se encuentran después es muy diferente. Bien lo saben las niñas de Malawi, normalmente en una edad comprendida entre los 9 y los 10 años, que viajan a campamentos de iniciación sexual en los que se las enseña cómo tener sexo.

Incluso, en ocasiones, las lecciones vienen a través de la práctica con hombres que habitualmente tienen enfermedades de transmisión sexual. Negarse es muy difícil; la presión del entorno, especialmente la de los padres es decisiva.

“Todo el mundo asegura que sus hijos van a la ceremonia de iniciación porque si no, no serán aceptados en la comunidad”, asegura Jean Mweba, un especialista en salud reproductiva de Naciones Unidas.

Malawi, un país situado en el sureste de África, tiene estos ritos como una tradición. Tanto los niños como las niñas asisten desde una edad muy temprana a estos campamentos en los que les enseñan cosas que supuestamente les serán útiles en su vida adulta.

Lo peor es cuando, en algunos de ellos, obligan a las niñas a tener relaciones sexuales para descubrir mediante la práctica si realmente “han crecido”. No es solo el abuso sexual sobre ellas sino que además se trata de relaciones sin protección con evidente riesgo de embarazo y de contagio de enfermedades sexuales.

No es una sorpresa que Malawi tenga unos datos altos de VIH, ya que más del 10% de la población en edades comprendidas entre los 15 y los 49 años están contagiados, según los datos nacionales.

“No es solo que estos hombres no lleven protección sino que sé de chicas que contrajeron el VIH por su culpa. Es doloroso para ellas. Se trata de uno de los factores que alimentan las bodas con menores en Malawi. “¿Por qué enseñan esto a las niñas cuando tienen solo 9 o 10 años?”, se pregunta Joyce Mkandawire, la portavoz una organización a favor de los derechos de las mujeres en el país.

Fuente: Yahoo.com/CNN