A pesar de que el príncipe George es el primer miembro de la familia real británico en ser bautizado en la Capilla Real de St. James en los últimos 25 años, esta construcción ha sido el escenario de muchos hitos de la realeza británica desde que fuera construido en 1530 para Enrique VIII, después de su efímero cuarto matrimonio con Ana de Cleves.

Destruido por un incendio, se conservan la capilla real, algunas estancias y torreones. Actualmente es residencia administrativa de la Corona inglesa, y es allí donde los embajadores extranjeros en Londres deben presentar sus cartas credenciales.

Cinco reyes y reinas nacieron allí, y la costumbre marca que los nuevos monarcas sean proclamados en Frairy Court, un vasto patio ubicado frente a la Capilla de la Reina, una vez que acceden al trono.

Es, además, el lugar de sepultura del corazón de María I, y donde Isabel I eligió residir durante la guerra con España en 1588. En 1649, el rey Carlos I recibió los sacramentos de la Santa Comunión dentro de la capilla antes de acudir a su ejecución en Whitehall.

Numerosas bodas reales se han celebrado en la capilla (con techo decorado y pintado con las iniciales reales y escudos de armas), incluidas la de Jorge V y Mary de Teck (1892) la de la reina Victoria con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo (1840). Su certificado de matrimonio, escrito a mano por el arzobispo de Canterbury y firmado tanto por la novia como por el novio todavía se exhibe en la sacristía de la Capilla.

En 1988, el príncipe Andrés y Sarah Fergusson, duques de York, bautizaron en la capilla a su primera hija, la princesa Beatriz, y en 1997 el ataúd de la princesa Diana de Gales permaneció silenciosamente ante el altar de la capilla antes de su funeral en la abadía de Westminster.

Fuente: Comerviajaramar.wordpress.com