Charles Spencer Chaplin con 24 años y un pasado plagado de tristeza decidió hacer un poco de historia en la comedia al elegir los elementos característicos que muestra y usa el querido personaje al que dio vida, un vagabundo con aire aristocrático llamado Charlot.

Lo unico que le dijeron fue: “Ve al guardarropa y ponte algo gracioso”. Instrucciones que del empresario Mack Sennett, cabeza de los estudios Keystone. Un sombrero, un bastón, pantalones anchos, grandes zapatos, y el toque más humano de todos: un bigote pequeño movible ante las situaciones más inesperadas y también ante las cotidianas. Nadie podía imaginar en ese entonces el éxito que tendría y el legado que dejaría al séptimo arte.

“No tenía ninguna idea del personaje Charlot, pero tan pronto estuve vestido y maquillado, las ropas me hicieron sentir otro, comencé a conocerlo y cuando llegué al escenario, el vagabundo había nacido por completo”, recordó tiempo después Chaplin en sus memorias.

En 1914 grabó 62 cortos, de los que escribió y dirigió 26, control creativo que para la época era un concepto novedoso. En 1916 su salario era de $10 mil a la semana, dos años después firmó su primer contrato por un millón de dólares.

Chaplin fue llamado por mucho tiempo como “el hombre más famoso del mundo”, y cómo no serlo, si era recibido por multitudes que querían verlo y abrazarlo en distintos países, así como por personalidades y mandatarios del nivel de Winston Churchill, Mahatma Gandhi o Albert Einstein.