El príncipe Guillermo y Catalina Middelton también celebraron su particular boda en la residencia del embajador del Reino Unido en Madrid, donde cerca de 300 invitados siguieron hoy con todo detalle el enlace por una televisión de plasma de gran tamaño.

Los asistentes a la fiesta disfrutaron de la retransmisión del evento, saborearon canapés y perritos calientes y acogieron con aplausos los dos besos con los que los novios coronaron su boda en el balcón del palacio de Buckingham.

El festejo tuvo lugar en el elegante jardín de la residencia del embajador, Giles Paxman, donde se instaló la misma carpa en la que el príncipe Carlos y su esposa Camila tomaron un té con la colonia británica en su visita a Madrid a finales de marzo.

Adornada en esta ocasión con banderitas de Inglaterra, la carpa fue punto de encuentro de miembros de la sociedad civil británica residente en Madrid, entregados al amor de Guillermo y Catalina y a lo que representa la Corona.

El primer admirador de los novios fue el propio embajador, encantado de lo “jóvenes y normales” que son.

“Es una pareja moderna que quiere tener una relación de interacción con la población”, declaró Paxman a Efe.