El óleo Estrella azul, de Joan Miró, acaba de ser subastado en Londres por 37 millones de dólares, una cifra que resulta aún más llamativa en el actual contexto económico, en el que obras de otros artistas españoles han alcanzado cifras que confirman que el arte, si es bueno, no entiende de crisis.

Pero el de Miró no es un caso aislado, como prueba la subasta de arte impresionista y moderno celebrada el último miércoles en la casa Christie’s de Londres, en la que el óleo Mujer sentada, de Pablo Picasso, se cotizó en 10,6 millones de euros (13,4 millones de dólares) muy por encima del precio estimado.

Estrella azul se subastó el pasado martes en la londinense Sotheby’s, en una puja en la que se alcanzó un precio récord para una obra del pintor catalán.

El cuadro, descrito por el propio Miró como un punto de inflexión “clave” en su trayectoria artística, incorpora símbolos y elementos surrealistas que el artista repetiría en sus obras posteriores y el característico color azul que influiría, además, en pintores como el letón Mark Rothko o el francés Yves Klein.

Pero estos no son los únicos ejemplos de arte como refugio seguro ante la crisis, como constata la venta hace sólo dos meses de “El grito”, del noruego Edvard Munch –uno de los iconos más reconocibles de la historia del arte– como la obra de arte contemporáneo más cara de una subasta, al alcanzar los 95 millones de euros (120 millones de dólares) durante una puja en Sotheby’s de Nueva York.