Aunque muchos no le tomamos importancia cuando en nuestra sopa, papas fritas, huevo, etc., le echamos demasiada sal, esta acción puede ocasionar graves problemas en nuestro organismo, como es la hipertensión arterial, que es la principal causa de enfermedades cardiovasculares, manifestó indicó la nutricionista Slovenia Ulloa de la Universidad Femenina del Sagrado Corazón, UNIFÉ.

“El consumo excesivo de sodio es uno de los factores en el desarrollo de la hipertensión arterial. Aunque se recomienda no esperar que se desarrolle este problema, es necesario reducir el consumo de este insumo, aunque la presión arterial siga siendo normal, esto puede disminuir el riesgo de desarrollar hipertensión a futuro”.

Según la especialista otras consideraciones importantes son: mantener una alimentación saludable, mantener un peso corporal ideal, realizar ejercicio físico, controlar el estrés y la cantidad de ácidos grasos insaturados (buenos) en la dieta. “Igualmente se debe ingerir alimentos ricos en calcio, en magnesio y en potasio como medidas de protección contra la hipertensión. Y para las personas que ya tienen hipertensión, el seguir una dieta baja en sodio y restringir su consumo a 1.500 mg diarios puede ser útil para reducirla”, precisó.

“Los alimentos ricos en sodio son los alimentos industrializados como sopas de sobre, alimentos enlatados, salsas comerciales, cereales dulces y salados, embutidos (como jamón, jamonada, chorizo, hot dogs), quesos amarillos, gaseosas, jugos envasados, refrescos de sobre, bebidas rehidratantes, así que mucho cuidado con los jóvenes y adultos mayores”.

“El sodio en condiciones ideales, la cantidad mínimo debe ser de unos 1500 miligramos (mg) diarios. Esto es menos de 1 cucharadita de sal de mesa. El nivel máximo recomendado de ingesta de sodio es de 2,3 mg por día”, agregó.

Fuente: Difusión