Fernando Torres disfrutó de su noche soñada en el Santiago Bernabéu, donde con su doblete dejó una reivindicación personal que fulminó al vigente campeón de Copa del Rey (2-2), un Real Madrid que buscó con fe la remontada en un derbi trepidante que extiende el reciente dominio del Atlético de Madrid.

Los premios de oro eran blancos antes de que el balón rodase, el mérito, poco reconocido un año más por FIFA, rojiblanco. Nacía un derbi magnífico con aire de remontada en el Santiago Bernabéu de la manera más inesperada. Cuando el Real Madrid salía en tromba en busca de goles para recortar con rapidez la distancia de dos tantos de la ida, apareció un jugador al que muchos faltaron el respeto cuando era hora de volver a casa.

Fernando Torres dejó su sello con sus primeros goles oficiales de rojiblanco en casa del eterno enemigo. 51 segundos transcurrían cuando colocó en la escuadra su zurdazo de primeras tras ver cómo Antoine Griezmann encontraba una autopista porque Pepe midió mal. Su asistencia no pudo ser mejor rematada por el ‘Niño’.