Una bomba lacrimógena fue lanzada desde las gradas de El Madrigal obligó a desalojar el estadio dos minutos y medio antes de que finalizara el partido que disputaban Villarreal y Celta, con triunfo de los gallegos por 0-1.

El humo tuvo un efecto inmediato tanto en los jugadores como con los espectadores. A los jugadores de ambos equipos comenzaron a llorarles los ojos y tuvieron problemas de visión inmediatamente.

El árbitro, Fernández Borbalán dudó durante unos instantes sobre la decisión a tomar, pero optó finalmente por parar el encuentro.

Los hinchas, muy afectados también por los efectos del humo, comenzaron a desalojar el estadio, que en poco más de cinco minutos quedó vacío. El partido se reanudó veinticinco minutos después y con la grada casi vacía sin que haya mayor variación en el marcador.

Ahora, el Villareal tendrá que hacer las investigaciones necesarias para encontrar al responsable y esperar la sanción que recibirá de parte del Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol.