El 13 de marzo de 1996, Thomas Watt Hamilton entró armado en una escuela de Dunblane, en el Reino Unido, mató a dieciséis niños y una profesora, posteriormente se suicidó. Fue la mayor matanza de niños de la historia de Inglaterra.

Ese mismo día un pequeño chico llamado Andy Murray se encontraba junto a su hermano en el colegio en el que ocurrió la tragedia y salvó su vida escondiéndose bajo la mesa del jefe de estudios.

Murray todavía no cree lo que pasó y asegura recordar poco de lo sucedido, pero sí que él pudo haber sido una de las víctimas del hombre que sembró el pánico en Reino Unido.

“Varios de mis amigos murieron, sólo tengo pequeños recuerdos de aquel día, también recuerdo que minutos antes cantamos canciones en clase”, recuerda Murray.

La profesora que estaba con ellos en ese aula oyó los disparos y les ordenó a todos los niños que se escondieran bajo la mesa. Ninguno de los alumnos que estaban en esa clase resultó herido.

Murray cuenta en su autobiografía, publicada en el 2008, cómo luchó para hacer frente a la idea de que él podría fácilmente haberse convertido en una de las víctimas de Hamilton. AL igual que los familiares de Newtown, él también necesitó ayuda de expertos para superar el miedo.