Totti , de 35 años, y Del Piero , de 37, los dos con el “10” en la camiseta, un número que en fútbol equivale a decir clase, técnica depurada, liderazgo, goles mágicos y aportaciones decisivas en partidos trascendentales.

Luis Enrique no tuvo duda alguna y colocó a Totti al frente del Roma , en un partido en el que se jugaba buena parte de su credibilidad como entrenador. Necesitaba a su estrella para medirse a un rival que llegaba al Olímpico imbatido después de 13 partidos.

Conte las tenía todas con Del Piero y lo dejó en el banquillo. Adiós al que hubiera sido el décimo duelo entre estas dos figuras, saldados hasta ese momento con tres victorias del juventino, dos del romanista y cuatro empates.

Fuera de la rivalidad en el campo, Totti y Del Piero mantienen una estrecha amistad, pese a que en la selección han peleado más de una vez por el puesto de titular en un combinado donde, por razón del sistema de juego, siempre fue difícil verlos juntos.

¿Por qué era el último duelo en el Olímpico en la Liga? Porque la ‘vieja señora’ ya ha anunciado que Del Piero no seguirá en sus filas una vez finalizada esta temporada. Su futuro destino futbolístico se dirige, al parecer, a Inglaterra, Estados Unidos o Arabia saudí.

La situación del “10” del Roma es distinta, ya que tiene contrato hasta 2014, aunque para “La Gazzetta” ambos representan una época del fútbol que se está cerrando, dado que “el fútbol del Tercer Milenio ya no tiene espacio para símbolos” como ellos, en referencia a jugadores que han desempeñado los mejores años de su carrera en un solo equipo.

Curiosamente, Totti y Del Piero debutaron el mismo año en Primera con sus respectivos conjuntos, en 1993. Totti lo hizo el 28 de marzo y Del Piero el 12 de septiembre.

El “calcio” se perdió el último duelo en el Olímpico Totti-Del Piero. Dos magos del balón que dejaron la “azzurra” hace unos años, ya no estuvieron en Sudáfrica 2010, pero que pasaron a la historia de la grandeza del fútbol italiano en Alemania 2006.

Allí, intercambiándose el puesto de titular, anotaron goles decisivos que llevaron a Italia a la conquista de su cuarto título mundial. El romanista el que dio el acceso a cuartos y el juventino el que dio el pase a la final.

Dos símbolos, dos banderas, de una época del fútbol italiano que se termina sin que se vislumbren herederos de una forma de entender y hacer el fútbol.

EFE