El momento goleador de Cristiano Ronaldo se hacía esperar, pero mientras el portugués se convertía en el máximo asistente junto a mejor matador, se reivindicaba Gareth Bale. Aprovechaba poder chutar una falta para colocar su lanzamiento en la escuadra de Casilla. Disparo imparable. Ejecución magistral con la zurda y el esférico entró a la portería tras besar un poste.

Fue una losa para el Espanyol, al que le faltó fe para intentar reaccionar. Una tímida llegada de Montañés era su único balance ofensivo, mientras que la falta de agresividad e intensidad marcaba su defensa. Los madridistas remataban todo lo que podían. Bale lo intentó de nuevo.

Cambió el panorama nada más nacer el segundo acto. Se repitió la inercia, con el Espanyol pisando el área pero chutando en tres ocasiones sin encontrar la portería madridista, cuando llegó la acción polémica del partido. Un duro choque, a ras de césped y con tacos elevados entre Coentrao y Cañas, acabó con roja directa al lateral portugués. Era el minuto 53 y el Real Madrid cambiaba su idea para pasar a jugar al contraataque.