El árbitro fue el recordado Díaz Vega, el cual arrancó uno de los últimos clásicos del siglo pasado. El Barcelona, que era líder de la liga española, recibía a siempre difícil Real Madrid, que llegaba al encuentro en muy mala posición, ni siquiera estaba en posición de un campeonato internacional. El Camp Nou esperaba una goleada soñada por parte del equi blaugrana, pero terminó helado tras el gol, en los últimos minutos, de un Raúl González Blanco que además se atrevió a silenciar a la grada, dejando a los hinchas del equipo comandado por el que ahora es entrenador del Bayern Munich, Joseph Guardiola, sin reacción alguna.

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La imagen del por entonces joven (22 años casi recién cumplidos) delantero actual leyenda del equipo en en estos momentos entrena Carlo Ancelotti, quedó grabada en la mente y el corazón de los hinchas de ambos equipos, puesto que fue una acción muy atrevida en un ambiente hostíl. Se llevó el dedo a los labios en el minuto 86 de juego para mandar callar al público, pasando a la historia de estos partidos y a su vez, a la del deporte español.

Desde ese entonces, la rivalidad aumentó, el cambio de equipo de Figo, entre otras cosas que han hecho que este sea el mejor ‘clásico’ del fútbol mundial.

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