El gobernador del estado mexicano de Guerrero, , rechazó las acusaciones en su contra por la desaparición de 43 universitarios en ocurrida el 26 de septiembre tras enfrentamientos con policías.

Aguirre aseguró que está dispuesto a someter su continuidad en el cargo a una consulta popular. El hecho violento dejó también seis muertos y decenas de heridos.

“Hoy soy sujeto de una serie de embestidas para tratar de desprestigiarnos más. No voy a permitir que me llamen asesino o represor”, manifestó desde Acapulco.

Tras el ataque a disparos contra los estudiantes, la fiscalía estatal tomó la declaración de los 300 policías de Iguala, recordó el gobernador, quien subrayó que en muchas ocasiones denunció la infiltración del narcotráfico en las fuerzas del orden.

“No voy a proteger a ningún delincuente y nunca he ordenado matar a nadie (…) La Policía de Iguala se encontraba totalmente infiltrada por la delincuencia organizada”, agregó el político del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Con respecto al alcalde de Iguala, José Luis Abarca, cuyo paradero es desconocido desde la semana pasada, explicó que no podía detenerlo sin someterlo a un proceso de desafuero en el Congreso estatal. El burgomaestre se encontraba en una fiesta durante el suceso.

La esposa del alcalde, María de los Ángeles Pineda, es señalada de tener supuestos nexos con el grupo criminal Guerreros Unidos.

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