En protesta por los 43 desaparecidos de , estudiantes tomaron cuatro estaciones de radio en Tixtla y el ayuntamiento de Chilpancingo, en el estado mexicano de Guerrero, donde los universitarios fueron secuestrados el 26 de septiembre por policías y sicarios.

En la manifestación también participaron padres de los normalistas. Las autoridades reforzaron el resguardo del Congreso de la ciudad ante una posible irrupción de los protestantes.

Las principales demandas de los manifestantes es que encuentren con vida a sus hijos y compañeros, la captura del prófugo alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y la renuncia del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre.

En tanto, el padre Alejandro Solalinde, líder en defensa de derechos humanos en México, advirtió que la Procuraduría General de la República (PGR) no aceptó un documento que incluye versiones de testigos de la desaparición. El sacerdote afirma que fuentes le contaron que los agentes y criminales quemaron a algunos de los secuestrados de Ayotzinapa.

Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) resaltó que el plagio de los jóvenes configura un caso de desaparición forzada, por la participación de trabajadores públicos.