Una nueva tendencia de juguete ha conquistado el mundo. Pero lo que empezó como diversión, podría llegar a ser un peligro para el medio ambiente. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre el impacto de estos elásticos.
Llegaron al mercado el pasado verano y han conquistado a la infancia. Con estos elásticos de colores, que inventó en Estados Unidos un antiguo empleado de la Nissan y de los que se han vendido más de tres millones, se pueden hacer todo tipo de manualidades. Los niños tejen y tejen con estos anillos de colores. Las pulseras y los collares son las creaciones más populares, aunque se pueden hacer obras más complicadas. Los padres también se han visto contagiados por esta tendencia y se entusiasman al ver que sus hijos no estén jugando a la consola o delante del ordenador.
Sin embargo, los ecologistas ya han manifestado su preocupación por los peligros que pueden implicar estos elásticos de colores.
De juguete a basura
Además de la corriente de residuos que se puede generar cuando decaiga el interés por este entretenimiento, los ambientalistas apuntan otro riesgo potencial. ”Muchos van a parar a la calle, donde son arrastrados hasta el alcantarillado. De ahí pasan a los ríos y luego a las playas”, comenta Tracey Williams, que, en los últimos años, ha trabajado con residuos plásticos.
“Es impresionante ver la cantidad de basura que llega a la orilla”, afirma.
Williams vigila las playas del sur de Inglaterra desde finales de los noventa, ya que, en 1997, una ola golpeó al carguero Tokio Express y 62 contenedores que transportaba cayeron al mar. Uno de ellos llevaba cinco millones de piezas de Lego. Años después, Williams fundó el “Lego Lost at Sea”, una página de Facebook en la que se muestra todo lo que se puede encontrar en la limpieza de playas.
“Había piezas muy raras, especialmente, los dragones verdes. Siempre es emocionante cuando alguien encuentra uno”, comenta Williams, quien añade que también crece el número de objetos hechos con elásticos de colores. “Ayer me encontré cinco collares y pulseras”, cuenta.
Consecuencias que todavía no son visibles
El holandés Jeroen Dagevos, del Departemento de Conservación de los Océanos de la Fundación Mar del Norte, es más cauteloso. En los 13 días que ha estado limpiando la costa de los Países Bajos, “no hemos encontrado ninguna tira de colores en la playa, ni en las redes, ni en el estómago de aves”, apunta a Deutsche Welle.
No obstante, Dagevos cree que el tamaño de los anillos de plástico puede ser problema, porque los objetos pequeños son más difíciles de quitar. “Todos los animales del mar están expuestos al riesgo de ahogarse o enredarse con estos plásticos”, aclara.
Ilze Smit, de Greenpeace, señala que la tendencia de estas gomitas muestra un problema mayor: “el que se refiere a esos productos de vida corta que acaban en el medio ambiente y se quedan allí por mucho tiempo, debido a su gran resistencia”. En este sentido, la organización inglesa Waste Connect resalta que no se conoce ninguna manera de reciclar este producto.
Junto a esto, también preocupa la composición química del producto. “No sabemos cómo son de perjudiciales”, dice Smit, al tiempo que se refiere a un informe, que no se ha publicado, en el que se recoge que estos elásticos llevan un alto contenido de ftalatos (plastificantes).
(Fuente: Deutsche Welle )
”Rainbow Loom wide bracelet” by Franklin Park Library – Flickr: 2014 Tween Scene, March. Licensed under CC BY 2.0 via Wikimedia Commons.