Isidro Secundino es un inmigrante de 41 años que se ha refugiado en una iglesia del sur de Chicago para evitar su deportación. El y toda su familia, esperan que los agentes de la Oficina de Detención y Deportación (ICE) no irrumpan en el templo y lo arresten.

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Actualmente, Secundino, quien es padre de seis hijos, se encuentra en la búsqueda de un riñón que le permita seguir viviendo. Permanecer encerrado podría perjudicar su salud debido a que que no podrá acudir a un hospital a realizarse una diálisis.

“Preferimos tomar el riesgo”, comentó su esposa María Garnica, quien aseguró que deportarlo era una sentencia de muerte. “Allá en Guerrero, la pobreza, la violencia y la falta de servicios médicos no le garantizan la vida de mi esposo”, comentó.

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Secundino comenta que debió presentarse ante las autoridades migratorias para salir voluntariamente de Estados Unidos; sin embargo, no lo hizo y eligió refugiarse en una iglesia.

Según Hilda Burgos, una activista que asiste a la familia, el inmigrante firmó sin saber una orden de deportación. “El no entiende inglés y firmó su salida voluntaria”, sostuvo.

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El reverendo José Landaverde mencionó que se trata de una cuestión humanitaria. “No nos detendremos hasta que el ICE cancele su deportación y le brinde la oportunidad de vivir. Seguiremos luchando para que se le conceda una visa humanitaria y se pueda quedar en el país”, señaló.

Secundino acaba de recibir una diálisis; sin embargo, debe recibir otra en tres días debido a que su sangre se contamina muy rápido “Él no puede estar sin diálisis pero prefiere arriesgar su vida antes que ser deportado”, comentó su afligida esposa.

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