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Cuando tenía 5 años, Lázaro Xique y su hermano moldeaban animalitos y diversas figuras con lodo en su natal Puebla (México). Nunca imaginó que este pasatiempo de su infancia, lo lleve a ser reconocido como uno de los mejores artesanos de Manhattan (Nueva York).
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El joven inmigrante recordó que su padre quería que fuera peluquero; sin embargo, los metales siempre le llamaron la atención. Debido a esto, tomó una decisión de la que no se arrepiente: Poner su propio negocio de joyería.
Si bien el trabajo comenzó como un pasatiempo, Lázaro terminó por involucrarse al grado de que se especializó y aprendió el complejo camino que tiene la joyería. Aunque al comienzo no hubo muchas ventas, su perseverancia y talento lo ha llevado a ser reconocido como uno de los mejores artesanos del Distrito del Diamante, en el corazón de Manhattan.
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Lázaro, quien ya lleva 14 años produciendo y reparando alhajas, consideró que cualquiera puede ser joyero pero tiene que esforzarse, porque “la práctica es la que hace al experto”.
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La clave de su éxito
El mexicano aseguró que la clave de su éxito para mantenerse en este negocio es su honestidad y su esfuerzo, ya que conoce todos los metales con los que trabaja diariamente. “Era casi imposible meterse a este negocio, me aferré y lo conseguí”, sostiene el inmigrante que tiene ha tenido clientes de diferentes partes del mundo.
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