A pesar de que su madre lo abandonó cuando apenas tenía 40 días de nacido, Michael Miranda, un joven inmigrante de origen salvadoreño, ha sabido encontrar a otras personas que lo han ayudado a cumplir su sueño de ser un profesional.

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A sus 21 años, Michael está a pocos meses de graduarse de enfermero gracias al apoyo de varios residentes salvadoreños que viven en Los Ángeles (California).

Según detalla Nelson Flores, presidente de la junta directiva del Comité El Pescador, hace tres años Michael le mandó un correo electrónico para pedirle que le ayudaran con su carrera de enfermería.

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“Nos dijo que si nosotros le pagamos la mensualidad, él se encargaba de pagar el transporte y cualquier otro gasto. Por lo general nosotros no hacemos esto, nos enfocamos en programas grandes como construcciones de salones de clases, pero le vimos tantas ganas que conseguimos a tres padrinos para cubrir los gastos”, explicó Flores.

Al principio, Flores no sabía si Michael cumpliría con su parte del contrato, pero las calificaciones comenzaron a llegar y al parecer el joven tenía un buen futuro, a pesar de la pobreza y las pandillas de su barrio.

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“Gracias a Dios soy una persona muy amigable. Yo me mantengo al margen y de forma muy amigable les he dicho los pandilleros que estoy estudiando, por suerte _no me han molestado”_, dijo Michael quien para costear otros gastos trabajó limpiando pescado y camarones.

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