Durante un discurso brindado ante la Asociación Nacional de Concesionarios de Automóviles en San Francisco, el exgobernador de Florida, Jeb Bush, manifestó que hay que pedirles a los inmigrantes indocumentados que “amablemente” se vayan del país. Estas desafortunadas declaraciones han levantado una gran ola de críticas.

“Tenemos que encontrar una manera, un camino para legalizar el estatus de los que han venido aquí y han languidecido en las sombras. No hay manera de que vayan a ser deportados. Nadie está sugiriendo un esfuerzo organizado para hacer eso. El costo sería extraordinario”, señaló el hermano del expresidente, George W. Bush.

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Aunque describió a los inmigrantes como “un motor de vitalidad económica”, aseguró que el gobierno necesita incrementar su sistema de vigilancia y endurecer el sistema de rastreo de visas. “Debemos ser capaces de encontrar dónde están y cortésmente pedirles que se vayan”, sostuvo.

Las críticas por estas desatinadas palabras no tardaron en llegar. Ian Sams, Secretario de Prensa Regional del Comité Nacional del Partido Demócrata de Estados Unidos, señaló: “Aparentemente la única diferencia entre Jeb Bush y Mitt Romney en sus comentarios acerca de deportar indocumentados es que Bush lo pediría por favor”.

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Esta comparación con el ex candidato republicano Mitt Romney se basa en que durante su campaña electoral de 2012, Romney insistió en que una de las soluciones a los 11 millones de indocumentados es la “autodeportación” de los sin papeles.

“La política de inmigración de Jeb Bush está cada vez más claro: la auto deportación con una sonrisa”, dijo Julieta Garibay , co-fundadora de United We Dream, en una entrevista con The Washington Post.