10 manías de Akira Kurosawa

Uno de los cineastas más reconocidos en la historia del cine y creador de obras maestras que abren cursos en escuelas de cine, no escapa (como todo grande) a ciertas manías y curiosidades para lograr la perfección que buscan en cada toma. Algunas extravagantes, otras simplemente necesarias, aquí 10 manías de Akira Kurosawa que hicieron que sus películas sean inolvidables.

1. Akira Kurosawa se valía de una técnica muy precisa y cuidada, prestando atención a los mínimos detalles. Por ejemplo, le gustaba emplear lentes de teleobjetivo, por el modo en que aplanaban el encuadre, y porque creía que situando las cámaras lejos de los actores se lograban mejores interpretaciones.

2. También le gustaba usar varias cámaras al mismo tiempo, lo que le permitía filmar un mismo plano desde distintos ángulos.

3. El director japonés creía en la necesidad de hacer del entorno, y sobre todo de los elementos meteorológicos, un personaje más de su obra. De ahí las impresionantes lluvias de Rashomon y Los Siete Samuráis; el calor en El Perro Rabioso; el viento helado de Yojimbo; la lluvia y la nieve en Vivir; la niebla en Trono de sangre, etc., pero no hay mejor ejemplo que en Dersu Uzala.

4. Algunas de las anécdotas más conocidas del director respecto a este tema, y sobre su perfeccionismo nos llevan al rodaje de Rashomon, donde tiñó el agua con tinta negra para lograr el efecto de lluvia intensa. Terminó usando todo el suministro de agua de la zona para crear la tormenta.

5. En Trono de Sangre, en la escena final, Kurosawa empleó flechas reales disparadas por arqueros expertos desde cerca, que se clavaron a solo unos centímetros del cuerpo del protagonista.

6. En Ran, hizo construir todo un castillo en las laderas del Monte Fuji, solo para quemarlo hasta los cimientos en la escena clímax de la película.

7. En Kagemusha, Akira Kurosawa empleó a más de 5000 extras para una escena, que en el montaje final solo duraba 90 segundos.

8. El vestuario, algo esencial, no se libraba tampoco de las garras de Kurosawa. Elegía cada una de las prendas que iban a usar sus personajes y se las entregaba a los actores para que la usaran las semanas previas al rodaje y así ‘establecer un vínculo’ con la ropa. Por ejemplo, en Los Siete Samuráis, en la que la mayor parte del reparto estaba formado por granjeros pobres, se instruyó a los actores para que se aseguraran de desgastar y destrozar la ropa antes del rodaje.

9. Una vez hizo que se invirtiera el sentido del flujo de un arroyo, para lograr un mejor efecto visual.

10. Hizo desarmar el tejado de una casa del lugar donde rodaban porque su presencia estropeaba una breve secuencia filmada desde un tren. Claro, después lo tuvo que reponer.

Como un dato adicional, durante el rodaje de Kagemusha, los costos de rodaje se incrementaron de tal manera, que la propia productora ya no tenía capital alguno qué invertir. Fue entonces que George Lucas como Francis Ford Coppola, admiradores del maestro Kurosawa, convencieran a 20th Century Fox para que produjeran lo que quedaba de película, a cambió de distribuirla internacionalmente. Ambos aparecen en los créditos como productores ejecutivos.