Estas dos causas afectan principalmente a aquellas personas cuya herramienta de trabajo es la voz como, por ejemplo, los profesores. Y es que, se estima que el 22% de los maestros en España padecen afonía o disfonía.

Pero el estrés y la ansiedad también tienen consecuencias sobre nuestra voz. Ambos pueden afectar a las cuerdas vocales, favoreciendo así la aparición de la afonía y de otros trastornos de la voz como consecuencia de una bajada de defensas.

A continuación los consejos sugeridos por la web 20minutos.es:

Limitar el consumo de bebidas alcohólicas. El alcohol irrita las mucosas que revisten la garganta.

Limitar el consumo de alimentos que puedan provocar que el ácido del estómago se desplace hacia el esófago y la garganta (reflujo).

Incluir en su dieta alimentos que contengan vitaminas A, E y C.

No fumar y evitar el humo alrededor suyo.

Beber mucha agua. La pérdida de líquido seca la voz.

Evitar la exposición directa al aire frío.

Evitar ambientes secos con mala climatización.

No usar la voz durante mucho tiempo y/o gran volumen.

Evitar forzar la voz cuando está dañada.